A los catorce años, y en el lapso de una misma semana, el escocés Tom Grant ve morir a su madre y su hermana victimas de una neumonía fulminante. Abandonado por sus vecinos y por su tío sacerdote, es enviado al orfanato de Saint Mark en Edimburgo, sitio que se convertiría en su hogar a lo largo de toda su adolescencia. Allí conoce a quienes serían sus compañeros de aventuras en Ciudad del Cabo casi diez años después: el gigante de pocas palabras Simon, el futuro abogado Abraham y los soldados en potencia Patrick y Colin Mac Carter.
En 1821, siete años después del primer encuentro de los chicos en el orfanato, los cuatro vuelven a coincidir –no por casualidad- en plena batalla en el desierto de Afganistán. El ahora teniente del ejército inglés Tom Grant pierde un ojo en combate y es embarcado junto a sus colegas en una fragata que navega las aguas del canal de Mozambique con destino al continente africano. Después de pasar un tiempo en Bombay y otras semanas más postrado en una cama de un hospital de Nueva Delhi, los cuatro arriban al cabo de Buena Esperanza, aquel punto donde convergen los océanos Atlántico e Índico.
Shaka, el rey de los zulúes, está conformando un magnánimo ejército eliminando en el camino a todos aquellos aborígenes que deciden negarse a estar bajo su yugo. El embajador de Gran Bretaña decide conformar una comitiva para acercarse hasta sus aposentos reales y poder dialogar con él. En simultáneo, e intentando adaptarse a la nueva vida en Ciudad del Cabo luego de que se sucedieran algunos malogrados negocios relacionados con la compra venta de especias provenientes de la India, dos de los amigos son tentados para unirse a la comitiva.
Formando parte de esta expedición para conocer al poderoso emperador negro, las dificultades culturales, idiomáticas e interpersonales fueron decisivas en la catástrofe: Tom y Simon son dos de los únicos diez hombres blancos que quedan con vida en medio de la tribu más temida del África negra. El resto de los europeos yacían impertérritos, verticalmente empalados desangrándose lentamente. Temblando a escasos cien metros de Shaka, considerado por su pueblo como el Señor de los Cielos, Tom sólo dispone de pocos minutos para descubrir un modo de mantenerse con vida.
El médico cirujano Hernán Lanvers debutó en el mundo literario con este libro en 2003 y recién en 2008 llegó a la popularidad del best seller de la mano de Editorial Sudamericana, que ahora lo reedita en versión de bolsillo. Lanvers es de los pocos que escaló en solitario el Kilimanjaro y el Monte Kenia, y acompañado de un miembro de la tribu de los Cazadores de Cabeza llegó a la cima de una de las montañas más importantes del Himalaya de Borneo. El autor realizó cinco viajes al continente negro donde se nutrió de información y anécdotas que lo ayudaron a escribir esta historia que luego se prolongaría con la edición de “África. Harenes de Piedra”. Es esta experiencia la que lo sitúa con mayor comodidad en los aspectos relacionados con la tribu que se describe, confianza que no es tal cuando se lo saca de ese contexto. Además, incluye breves participaciones de famosos personajes de la historia universal como Napoleón Bonaparte, Charles Darwin y Jack “El Destripador”, con desparejos resultados.
Reseña: Damián Serviddio