Hablaré cuando esté muerto

En la vida las cosas no siempre salen como uno las desea. El destino incluso puede jugarnos una mala pasada y obligarnos a realizar cosas inimaginables.
Es esa incertidumbre, ese poder superior el que llevó a Frida a desenterrar, literalmente, uno de los misterios mejor guardados de su difunto marido.
Ella siempre creyó que él no tenía secretos para con ella, que lo compartían todo, que las infidelidades siempre habían sido físicas y no de verdades encubiertas. Frida jamás pudo entender cómo su marido tuvo el coraje de enterrar el cadáver de un niño y nunca sentir remordimiento por ese acto. La única forma de reparar el daño producido era recuperando los pequeños huesos y darles cobijo en su casa hasta decidir devolverlos a un camposanto o deshacerse de ellos de una vez por todas.

Es en este contexto personal en que la tranquilidad del vecindario de Roma en Suecia se evapora por un par de sucesos que se suceden casi en simultáneo: el hogar de Frida arde en llamas, la anciana desaparece sin dejar rastro, su amiga enfermera es brutalmente asesinada y otra vecina aparece muerta en el natatorio. ¿Cómo se conectan estos cuatro hechos? ¿Hay alguien tratando de silenciar la verdad? ¿Quién pierde más si las mentiras salen a la luz? Resolver este intríngulis será la misión de la inspectora de la brigada de homicidios María Wern y de todo su desconcertado equipo de trabajo.

Esta historia coral es el primer libro de la escritora escandinava Anna Jansson en ser traducido al español. A pesar de las ventas extraordinarias en su país natal, que ya superan la barrera del millón y medio de ejemplares, “Hablaré cuando esté muerto” es su desembarco en Argentina de la mano del sello Graijalbo de Random House Mondadori. La autora publicó más de quince libros y muchos de ellos corresponden a la serie de la investigadora María Wern iniciada hace diez años. Tal vez ese hecho sea el que no nos permita terminar de contextualizar desde dónde viene ese personaje y cual sería su arco dramático esperado si actúa en consecuencia al perfil planteado en los libros anteriores.
Sin embargo, la obra es de fácil lectura, tiene una estructura fluida y atrapará a los consumidores voraces de novelas negras.

Texto: Damián Serviddio

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