Insana obsesión

Preocuparse -o, mejor aún, ocuparse- por el cuidado de la salud personal no está mal. Siempre y cuando uno no lo haga en forma exagerada y desmedida. Es que a veces el perseguir una idea distorsionada de la salud puede incluso enfermar.
Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con aquellos que pasan horas y horas en el gimnasio buscando una imagen corporal que jamás les será devuelta por el espejo, porque lo que buscan es un blanco móvil. Hacer actividad física es sano, pero pasarse la vida acumulando músculo y sintiendo que siempre falta más no lo es.
Comer muchas frutas y verduras también es sano, pero limitarse a comer las que proceden de una huerta orgánica y negarse a abrir la boca ante la presencia de un tomate sin certificado de origen, optando por el ayuno como norma en las reuniones sociales deja también de ser saludable.

Fuente: “Cuando la obsesión por el cuidado de la salud enferma” por Sebastián A. Ríos

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