Danny es un estudiante de cardiología que descubre, el mismo día de su boda, que su novia le está siendo infiel. Veinte años después, lo vemos aún soltero, recibido de cirujano plástico –profesión que lo ayudo a mejorar su desproporcionada nariz- y utilizando el anillo de matrimonio como un imán para atraer mujeres. Hasta que conoce a una maestra de matemática que realmente lo enamora, pero que está decidida a no comenzar una relación si primero no tiene una charla con la imaginaria esposa de Danny. Desesperado, Danny recurre a su secretaria y mano derecha en las intervenciones, una mujer divorciada, con dos pequeños hijos que todavía no descubrió que está enamorada de su jefe. Cuando toda la farsa se salga de control en un sorpresivo y extorsionado viaje a Hawaii, Danny y sus dos mujeres deberán decidir el futuro de este triángulo amoroso.
Desde su productora Happy Madison, Adam Sandler construyó un filme ideal para él, rodeándose de colaboradores que pudieran serle funcionales a sus planes. El director Dennis Dugan es el mismo de la fallida “Son como niños” y el guión está levemente inspirado en el de “Flor de cactus” (no es en esencia una remake de aquella película con Goldie Hawn). A esto se suma la pequeña Bailee Madison que, con su colección de acentos, es tal vez quien tiene los pasajes más divertidos de esta propuesta y el trío de mujeres compuesto por Jennifer Aniston, Brooklyn Decker y Nicole Kidman (en breves apariciones), todas a favor del lucimiento del verdadero protagonista: Sandler.
Reseña: Damián Serviddio
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