Siete Vidas

Cada vez que John Grisham se atreve de dejar de lado los bufetes jurídicos y las bulliciosas cortes, sus seguidores comienzan a temblar. No es porque el autor sureño carezca de temas y recursos que excedan su experiencia como abogado, sino por el desnivel que estos “desvíos” suelen presentar. Cierto es que tanto “El profesional” como “El último partido” brindaron nuevos aires a su bibliografía, pero ese hecho se logró a expensas de libros tales como “La granja” y “Una navidad diferente”.

Esta nueva entrega es su primera colección de relatos breves, siete cuentos que se sitúan en Ford County, escenario de su debut como novelista allá por finales de los años ochenta con “Tiempo de matar”. En la dedicatoria, el propio Grisham confiesa que hace veinte años, cuando se publicó ese trabajo iniciático, enseguida comprendió la dolorosa lección de que vender libros era muchísimo más difícil que escribirlos. Mérito adicional a la hora de comentar estas obras que intencionalmente lo alejan del ámbito de la leyes, aquel que lo convirtió en un autor best seller.

Por las trescientas páginas que conforman “Siete vidas” desfilan varias ejemplificaciones del popular dicho “pueblo chico, infierno grande”, el negativo poder de los rumores infundados (en “Campaña de donación”), la reinserción en la sociedad tras la libertad condicional, los avatares de la pena de muerte (“Recoger a Raymond” es una versión compacta y lúgubre de su libro “Cámara de gas”), el abandono de los ancianos, el desprecio por los valores de los pueblos originarios y la codicia humana (en “Casino”), entre otros temas.

Publicado en nuestro país por Random House Mondadori, este primer acercamiento de Grisham a un estilo que nunca antes había transitado irónicamente encuentra sus mejores exponentes cuando los protagonistas indiscutidos de las historias son los abogados. “Expedientes pez“ y “La habitación de Michael” son los mejores pasajes de esta novedosa propuesta.

Reseña: Damián Serviddio

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