La manera de sufrir una muerte, sea de un humano querido o la de un animal, es difícil de medir. Sin pretender abarcar la totalidad del fenómeno, digamos que personas solas acompañadas por mascotas verán con suma congoja la muerte de éstas. Algunos datos para tener en cuenta:
Chicos.
Para ellos, la muerte de una mascota puede ser el primer contacto con la muerte. “Tratar de protegerlos diciéndoles que el perro se escapó sólo hace que el niño espere su regreso y se sienta luego traicionado al conocer la verdad”, advierte la Sociedad Humana de los Estados Unidos. “Expresar el propio dolor puede ayudarlos a elaborar sus sentimientos.”
Adultos mayores.
Enfrentar la muerte de una mascota puede ser particularmente difícil para una persona mayor que vive sola, según advierten los especialistas. En estos casos, la contención por parte de la familia y de los amigos es una herramienta clave para ayudarlos a sobrellevar la situación y evitar el aislamiento y la sensación de vacío que se asocian a la pérdida.
Una nueva mascota.
“Cada animal tiene su propia personalidad y un nuevo animal no reemplazará la pérdida”, advierten especialistas. “Usted sabrá cuando es el tiempo adecuado para adoptar una nueva mascota después de haberse dado tiempo para elaborar el dolor y considerar cuidadosamente las responsabilidades de adoptar una nueva mascota.”
Fuente: “La muerte de la mascota, como la de un familiar” de Sebastián A. Ríos y “El eco de un dolor aún mayor” de Miguel Espeche.
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