Desde que Elena Kovaleva sufrió una grave descarga eléctrica a los 45 años, su cuerpo es magnético. Sartenes, planchas, cubiertos o cualquier otro objeto de metal se adhiere a su cuerpo y sube de temperatura. Pero también atrae al plástico y al cristal. Según el diario Pravda, cuando los utensilios suben de temperatura, es muy difícil quitárselos y hay que esperar a que se enfríen para que se empiecen a caer.
Todo ocurrió cuando trabajaba de camarera en una cantina. Sufrió una descarga eléctrica de 160 voltios que le otorgó la capacidad de atraer el metal. “Alguien olvidó la canilla abierta en la tienda y había cables eléctricos por todo el lugar. Utilicé un palo de madera para detener el agua, pero se había formado una piscina en el piso. Sufrí una descarga eléctrica, pero tuve la suerte de seguir viva”, explicó.
Texto: Johanna Galdame
La mujer imán
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