El autor hace una valoración de la televisión, de las series norteamericanas (como por ejemplo Los Soprano, 24, Dr. House, CSI, Six Feet Under) que suelen poseer excelentes niveles argumentales y son consideradas por algunos especialistas como nuevas muestras de pop art. La TV no es la muerte del cine, es su reivindicación y entre tantas opciones, Lost ocupa una posición de relieve exaltada por su factura técnica de altísimo nivel.
Más allá de lo obvio, como son los nombres de filósofos aplicados a los personajes (Locke, Rousseau, Hume) y las citas textuales a varios ensayos, Lost hace filosofía desde lo más profundo al plantearnos varias preguntas: ¿Qué representa una isla? ¿Qué es la verdad absoluta? ¿Quiénes somos nosotros y quiénes los otros? ¿Existe un mundo exterior al que nos encontramos? ¿Dónde se encuentra el límite entre realidad y ficción? Hay una fórmula lacaniana que dice que nunca se llega a decir toda la verdad y esto aplica a Lost, una narración plagada de puntos de vista retratados a través de los planos detalles de los ojos que abren varios episodios: Lock en “Walkabout”, Claire en “Solitary”, Juliet en “Tale of two cities”, entre varios ejemplos más.
Estas cuestiones más universales, van cediendo paso a preguntas puntuales del universo conformado por los autores: ¿Quién es Jacob? ¿Qué es el monstruo de humo negro? ¿Por qué sólo quedan seis candidatos de los cientos escritos dentro del faro?
Episodio tras episodio siempre está en juego la verdad de la isla, de los nativos, de los sobrevivientes, de la vida y de la muerte. Pero hay diversas maneras de entender la verdad, lo que resulta en verdades muy diversas que no siempre responden a la correspondencia entre lo que pensamos y las cosas reales. Regazzoni desarticula Lost y luego trata de reconstruirla paso a paso, e incluso da muestras de ciertas simbologías, como la presencia del humo negro en todas las imágenes promocionales de la serie.
Si bien es un libro breve que apenas sobrepasa el centenar de páginas, requiere de una lectura concentrada, pausada y reflexiva que permita ir asimilando, juzgando y contemplando todas las explicaciones y alternativas que Regazzoni plantea para cada uno de los puntos clave de la serie. Una frase en la apertura del libro retrata esto: “Es sólo cuando estamos perdidos, cuando hemos perdido el mundo que empezamos a encontrarnos, cuando entendemos dónde estamos y el alcance infinito de nuestras relaciones”.
Texto: Damián Serviddio
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