Will Piper, considerado por sus compañeros como el mejor criminólogo de asesinos en serie de la historia del FBI, está a meses de conseguir un retiro digno. Muy a su pesar es asignado al caso del Juicio Final, una misión que requiere el grado de intensidad y la ambición feroz que hace años que él ya había perdido. Un banquero neoyorquino recibió un puñetazo en la cabeza y tras ser robado, lo apuñalaron. Una mucama de Staten Island que limpiaba oficinas en la zona baja de Manhattan es violada y asesinada. Y la lista continúa con los nombres de otras siete víctimas. Todos ellos recibieron, provenientes desde Las Vegas, postales blancas de diez por quince centímetros con la silueta de un ataúd dibujada con un marcador negro de punta ultrafina. Y con la fecha exacta en que serían aniquilados.
Lo curioso es que las edades de las víctimas, hombres y mujeres, iban de los dieciocho a los ochenta y dos años, el modus operandi era siempre distinto (arma blanca, revolver, sobredosis, accidente automovilístico, envenenamiento) y la distancia que separaba a las personas era realmente grande social, económica y geográficamente hablando.
Lo que nadie imagina es que estos sucesos actuales pueden estar relacionados con otro muchísimo más longevo. Se dice que el siete de julio del año 777 nació en Vectis el séptimo hijo varón de un séptimo hijo varón. Si las leyendas son ciertas, esa criatura podría haber traído consigo un mensaje divino… o satánico.
El debutante Glenn Cooper, licenciado en arqueología por la Universidad de Harvard, diseñó un relato no lineal en donde cada capítulo se circunscribe a lo ocurrido en un día entre el siglo VIII y la actualidad en lugares tan disímiles como la antigua Britania y el Nueva York contemporáneo. Esta construcción episódica que no sobrepasa las diez páginas por entrega lo convierten en una lectura de entretenimiento ideal para aquellos que tienen poco tiempo o buscan un libro para sobrellevar los tediosos viajes en tren.
Catalogado por Bookseller como la primera novela más importante del último año, Cooper es un hábil creador de diálogos, maneja un lenguaje rico, es crudo cuando necesita serlo y no escatima en detalles aunque estos sean revulsivos.
Reseña: Damián Serviddio
Lo curioso es que las edades de las víctimas, hombres y mujeres, iban de los dieciocho a los ochenta y dos años, el modus operandi era siempre distinto (arma blanca, revolver, sobredosis, accidente automovilístico, envenenamiento) y la distancia que separaba a las personas era realmente grande social, económica y geográficamente hablando.
Lo que nadie imagina es que estos sucesos actuales pueden estar relacionados con otro muchísimo más longevo. Se dice que el siete de julio del año 777 nació en Vectis el séptimo hijo varón de un séptimo hijo varón. Si las leyendas son ciertas, esa criatura podría haber traído consigo un mensaje divino… o satánico.
El debutante Glenn Cooper, licenciado en arqueología por la Universidad de Harvard, diseñó un relato no lineal en donde cada capítulo se circunscribe a lo ocurrido en un día entre el siglo VIII y la actualidad en lugares tan disímiles como la antigua Britania y el Nueva York contemporáneo. Esta construcción episódica que no sobrepasa las diez páginas por entrega lo convierten en una lectura de entretenimiento ideal para aquellos que tienen poco tiempo o buscan un libro para sobrellevar los tediosos viajes en tren.
Catalogado por Bookseller como la primera novela más importante del último año, Cooper es un hábil creador de diálogos, maneja un lenguaje rico, es crudo cuando necesita serlo y no escatima en detalles aunque estos sean revulsivos.
Reseña: Damián Serviddio