A pesar de la precariedad del film sensación del momento, rodado con escasos once mil dólares, la historia es magnética, imposible quitarle la vista de encima durante los poco más de noventa minutos de duración. Una perturbadora propuesta que hará que la próxima vez que crean que los ruidos extraños provenientes de la cocina se deben al motor de la heladera, deban reformular su hipótesis si quieren descansar en paz.
Texto: Damián Serviddio
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